La mutilación genital femenina
Las dimensiones de la mutilación genital femenina son pandémicas, afirmó la estudiante del Doctorado en Salud de la Universidad Autónoma del Estado de México, María del Mar Pastor Bravo, quien puntualizó que de acuerdo con cifras del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), tres millones de niñas son mutiladas cada año.
En la actualidad, precisó, la mutilación genital femenina afecta a una población aproximada de 140 millones de mujeres en todo el mundo, pero principalmente de 29 países de África, donde resulta sumamente común y alrededor de 92 millones de niñas con alrededor de 10 años fueron sometidas a esta práctica.
Al dictar, en el marco de los festejos del CXX Aniversario de la Facultad de Enfermería y Obstetricia de la UAEM, la Conferencia Magistral “Enfermería, experiencia en una población en Kenia”, la colaboradora de la ONG “Enfermeras para el Mundo” indicó que los países donde hay mayor prevalencia de mutilación genital femenina son Somalia, Guinea, Yibuti, Egipto y Sierra Leona, afectando al menos a 90 por ciento de niñas y mujeres con entre 15 y 49 años.
Expresó que de continuar las tendencias detectadas por organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la UNICEF, se prevé que al menos, 30 millones de niñas estarán en riesgo de sufrir la mutilación genital femenina en la próxima década.
Sin embargo, advirtió la también Doctora en Enfermería por la Universidad de Murcia, España, las cifras aumentan en Europa, Australia, Canadá e incluso, en los Estados Unidos, debido a los flujos migratorios procedentes de África y Asia.
La investigadora, cuya tesis doctoral aborda precisamente el tema de la mutilación genital femenina que sufren las mujeres subsaharianas residentes en España, refirió que en Marruecos, donde colabora para “Enfermeras para el Mundo”, apoya a mujeres sometidas a violencia de género e impulsa la sensibilización de la población marroquí para evitar la naturalización de la violencia contra las mujeres y lograr su prevención.
Allí, detalló, “cree mi primer grupo focal de mujeres para incentivar que hablen sobre las consecuencias que para la salud tiene esta tradición; se trata de romper tabúes y observar el cambio en la percepción de algunas de ellas”.
En este contexto, enfatizó que el ejercicio profesional de la Enfermería debe salvaguardar los derechos de las personas; en el caso de la mutilación genital femenina puede desarrollar un papel fundamental en la identificación de situaciones de riesgo, mediación y desarrollo de nuevos conocimientos, más cercanos a las realidades culturales de las familias que la practican.
Debe promover, aseveró, la salud y el bienestar familiar, para que en dicho núcleo las niñas sean deseadas, protegidas y cuidadas, de forma que puedan crecer con salud y dignidad; debe favorecer la sensibilización, la formación y la búsqueda de herramientas y medios necesarios para trabajar de forma efectiva y respetuosa en la erradicación de problemáticas de este tipo