Remolino Sindical

Aeromar otra vez…

Por: Francisco M. Mc…

AEROMAR

Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda

Dr. Martín Luther King

Durante el transcurso de mi vida profesional, tuve que superar grandes obstáculos y momentos muy difíciles. Pero, sin duda, fue la quiebra de Aeronaves de México en 1988 mi periodo más turbulento. De un día para otro, más de cinco mil empleados de todas las áreas nos vimos sin trabajo, enfrentando la quiebra de la empresa después de que las negociaciones entre el sindicato de tierra y la administración fallaran durante una revisión contractual.

Recuerdo muy bien que las autoridades sindicales habían advertido en repetidas ocasiones que en caso de que se declarará una quiebra no habría apoyo gubernamental para salvar la compañía, pero los trabajadores de tierra simplemente no lo creyeron.

Semanas después estábamos recibiendo la liquidación correspondiente de acuerdo con las leyes vigentes y muchos salimos de las oficinas de la secretaria del Trabajo tristes con un cheque cuyo monto resultó ser injusto por mínimo después de trabajar por muchos años para Aeronaves de México.

Nunca se me ha quitado de la cabeza que este fue un simple golpe de suerte, atribuido a las necesidades del país, en aquel justo momento especial lo que animó a las autoridades gubernamentales para dar inicio a la sindicatura y posteriormente dar vida al proyecto de Aerovías de México, la cual se convirtiera en la aerolínea comercial más importante de México en la actualidad.

Hace unos años fuimos testigos de la suspensión de operaciones de mexicana de Aviación y sigo convencido de que los sindicatos (nuevamente) también tuvieron su culpa, porque les faltó visión a largo plazo para detectar lo que se venía y de las desastrosas consecuencias que afectaron a mucha gente.

Muchos compañeros pilotos me comentaban muy seguros en esos días que el país no podría dejar que una empresa como Mexicana dejará de operar por su importante red de rutas, su nombre y antigüedad. El legado de la empresa aérea inspiraba respeto por lo que seguramente el gobierno mexicano saldría en su rescate aplicando todo el rigor de la ley a quienes saquearon impunemente a la empresa. ¡Qué gran error!

Quienes acabaron con la primera línea aérea de México lo hicieron desde que compraron la empresa bajo un plan perfectamente claro para ir desintegrando su estructura administrativa, operativa y financiera. Lo demás es historia.

Siempre estuve seguro, y así lo hice ver en alguna de las últimas asambleas en las que participe como miembro activo de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México (ASPA), que estábamos cayendo en una trampa, que nos faltaba visión e interés y que nadie creía lo que se estaba viendo al interior de la compañía día a día durante meses.

Los trabajadores instalados en la zona de confort y los sindicatos, sin el mínimo sentido de reacción, no se dieron cuenta de lo que se tramaba para desaparecer a Mexicana y a eso hay que añadir una buena dosis de traiciones de parte de quienes obtuvieron la información y decidieron guardársela para ver por sus propios intereses.

En el camino se ha quedado otra empresa aérea que no fue viable. Hablando de otra aerolínea, desde hace tiempo todos sabemos bien de la delicada situación financiera por la que hoy atraviesa Aeromar en la que tiene mucho que ver la falta de productividad de sus tripulaciones y que afecta enormemente su eficiencia operativa.

A punto de una revisión contractual con el sindicato de sobrecargos nuevamente se cometen los mismos errores del pasado y se manipula la información. No se cree en lo que se puede venir, se endurecen las posiciones y al grito de ¡huelga! pareciera que a los trabajadores no les importa mucho perder su trabajo y no están preocupados por la supervivencia de la empresa para la que trabajan.

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