Desborda Pandemia Hospitales de Houston

Desborda Pandemia

Hospitales de Houston

Emilia Martínez

Cd. de México (26 julio 2020).-

Houston, la ciudad modelo en infraestructura y calidad hospitalaria enfrenta, paradójicamente, una crisis sanitaria con cientos de casos positivos de Covid-19 todos los días, la mitad de ellos hispanos.

Un desconfinamiento apresurado y la falta de medidas preventivas de la población han contribuido a la saturación de las áreas de cuidados intensivos en la ciudad sede del Texas Medical Center (TMC) que está integrado por 42 instituciones de salud.

Tras el primer brote, Texas comenzó con su reapertura el 1 de mayo con la oposición del Alcalde demócrata Sylvester Turner, quien además pugnaba por mantener la obligatoriedad del uso del cubrebocas, decisión que revocó el Gobernador republicano Greg Abbott.

“Hoy Houston se está volviendo lo que Nueva York fue hace dos meses”, resume Joseph Varon, Jefe de Cuidados Críticos del United Memorial Medical Center (UMMC).
Cuenta que se la pasó pidiéndole a la comunidad que el Día de las Madres no fueran a visitarlas. “Pero no me hicieron caso y dos semanas después mi hospital estaba lleno de mamás y abuelitas”.

Lo mismo pasó después del fin de semana del Memorial Day (23 al 25 de mayo), de las protestas a principios de junio por el asesinato de George Floyd y de los festejos del 4 de julio.

“El exceso de confianza de las autoridades y la ciudadanía tiene a la capital de la salud enfrentando una crisis sanitaria grave que en abril parecía evitable”, dice Rodrigo Montes de Oca, investigador del Centro para Estados Unidos y México del Baker Institute en la Universidad de Rice.

Estados Unidos era aún el epicentro de la pandemia del nuevo coronavirus cuando el Presidente Donald Trump dio las instrucciones de reapertura. El 16 de abril afirmó que el país había pasado el pico de contagios y que la curva había sido aplanada. Entonces tenía 658 mil 236 casos y 32 mil 186 muertes. Hoy suma más de 4 millones de infecciones y supera los 140 mil fallecimientos.

Las protestas civiles exigiendo las reaperturas ya se habían multiplicado por varios estados de la nación. En la mayoría, se veía a personas blancas sin mascarillas, y varias de ellas armadas.

Al día siguiente, Texas se convirtió en el primer estado en anunciar su plan de reactivación económica. Llevaban cuatro semanas de cierre -cinco en el caso de algunos condados como Travis, Dallas y Harris, este último donde se ubica Houston-.

Los restaurantes, cines y centros comerciales abrieron sus puertas el 1 de mayo a una capacidad restringida.

Seis días después ocurrió lo mismo para los salones de belleza, barberías y gimnasios. Y para mediados de mes, los bares ya podían recibir a sus primeros clientes.

Las recomendaciones de reapertura del Gobierno federal señalaban que los estados podían avanzar la reactivación siempre y cuando registraran dos semanas de contagios en declive.

Texas, sin embargo, siguió reabriendo pese a un aumento de infecciones. A principios de junio, a unos días de que el Gobernador Greg Abbott permitiera a los establecimientos ampliar su capacidad al 75 por ciento, el estado reportaba un incremento semanal de 20 por ciento en los contagios.

Hoy en día, Texas, con más de 360 mil infecciones, es la cuarta entidad más golpeada por la pandemia en Estados Unidos, mientras que Houston, su ciudad más poblada y la cuarta más grande del país, se convirtió en Nueva York.

Ciudad desbordada

Con 42 instituciones de salud integrando el Texas Medical Center (TMC), Houston es reconocida como un clúster médico. Al año recibe a 18 mil pacientes de distintas partes del mundo que viajan a esta ciudad para ser atendidos por doctores de alto prestigio y en instituciones con tecnología de punta, destaca Rodrigo Montes de Oca Arboleya, investigador en el Centro para los Estados Unidos y México del Baker Institute en la Universidad de Rice.

Con 9 mil 200 camas y más de 106 mil empleados, el TMC realiza al año más de 180 mil cirugías y recibe a 26 mil 280 bebés. Sin embargo, hoy el Covid-19 tiene a esta ciudad y a sus prestigiosos hospitales bajo estrés total.

El promedio de las hospitalizaciones diarias en Houston aumentó 215 por ciento de principios a finales de junio, y 350 por ciento al 5 de julio, cuando registró su promedio más alto. La semana pasada tenía 296 hospitalizaciones por día, un nivel todavía superior al de mediados de junio y cinco veces más alto que cuando Abbott anunció la reapertura.

Asimismo, 52 por ciento de sus camas de terapia intensiva para pacientes de Covid-19 se encontraban ocupadas.

El 1 de julio, tras llegar a 100 por ciento de ocupación de sus mil 330 camas disponibles para cuidados intensivos, el TMC abrió 373 espacios más como dicta la Fase 2 del protocolo de capacidad. Al actual ritmo de crecimiento de ocupación, el TMC tendría al menos dos semanas antes de tener que ingresar a la Fase 3, que implicaría sumar 504 camas adicionales.

“Es un caos total”, comenta a REFORMA el doctor Joseph Varon, Jefe del Hospital United Memorial Medical Center en Houston.

“Houston se está volviendo lo que Nueva York fue hace dos meses. Las áreas están llenas de pacientes, no caben, hay pacientes muy enfermos, y el problema es que están llegando todos al mismo tiempo, entonces los servicios de salud están siendo colmados por esta enfermedad”.

Su hospital, comenta, con 120 camas, está al 100 por ciento de capacidad, y hace poco más de una semana requirió de la ayuda del Ejército para abrir un área adicional.

Inicialmente, describe, tenía sólo 20 camas destinadas para pacientes con Covid-19. La alta demanda lo llevó a abrir más espacios: 46, 58, hasta 88 camas.

Son imágenes comunes en los nosocomios de la ciudad.

El Houston Methodist Hospital tiene camas suficientes, dijo a medios estadounidenses Roberta Schwartz, directora ejecutiva del centro. Pero ello es porque cada día despeja otra unidad para ubicar a pacientes de Covid.

Ven morir a jóvenes

Así como han enfrentado la falta de camas, los hospitales en Houston están registrando bajas de personal médico, muchos de los cuales han contraído el virus.

“Los hospitales están muy ajustados con el espacio de camas y en personal”, señala a REFORMA Cindy Zolnierek, CEO de Texas Nurses Association, la red del gremio más antigua y grande en el estado.

“Personal de enfermería y otros se han tenido que poner en cuarentena porque han quedado expuestos al virus o han sido diagnosticados con la enfermedad, y están teniendo que reducir al personal que cuidará de los pacientes”.

Esto ha llevado a que enfermeras sin experiencia en infecciones tengan que atender las áreas de Covid-19.

Ante la cantidad de pacientes y lo rápido que enferman, la situación ha resultado abrumadora para gran parte de este personal, de acuerdo con Zolnierek.

“Desafortunadamente, estamos viendo parte de lo que pasó en Nueva York con un gran número de pacientes enfermos”, describe.

“Están tan frágiles que he escuchado a enfermeras decir qué tan estresante y perturbador es para ellas ver a gente joven que enferme tan rápido. Un minuto están bien y a los 15 minutos entran en paro; a menos que seas personal de traumatología no estás acostumbrado a ver a jóvenes enfermar así y morir. Es inusual, ahí es donde (la pandemia) está cobrando factura”.

De acuerdo con los datos de salud pública del condado de Harris, los grupos de edad más afectados por el coronavirus en Houston son los de 20 a 29 años y 30 a 39 años, cada uno con alrededor de 8 mil 200 contagios (la ciudad acumula más de 38 mil 500 infecciones y 346 muertes).

A finales de junio, el doctor Mark Boom, CEO del Methodist Houston, dijo a CNBC que 60 por ciento de los pacientes de Covid-19 en los ocho hospitales de su sistema tenían menos de 50 años, y que ocupaban 1 de cada 3 camas en las unidades de terapia intensiva, comparado con 1 de cada 5 anteriormente.

Las autoridades han atribuido el aumento de casos en la población joven a la reapertura de bares, lo que llevó a que a finales del mes pasado Abbott volviera a ordenar su cierre, al tiempo que redujo la capacidad de los restaurantes al 50 por ciento.

‘La gente se volvió loca’

A decir del doctor Varon, los problemas que hoy enfrenta Houston eran predecibles. El médico mexicano egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México y con al menos seis especialidades realizadas en Estados Unidos explica que hubo una serie de eventos que provocaron la expansión del Covid-19 en la ciudad, el primero de ellos el Día de las Madres.

“Abre el Gobernador el estado, y a la gente se le olvida que sigue existiendo el coronavirus se volvió loca”, señala en entrevista vía telefónica.

“El Día de las Madres me la pasé diciéndole a toda la comunidad americana y a la hispanoamericana: por favor, no vayan a ver a sus madres, porque se van a enfermar (…) Dos semanas después, mi hospital estaba lleno de mamás y abuelitas”.

A ello le siguió el fin de semana largo por el Día de los Caídos, del 23 al 25 de mayo. De acuerdo con el investigador Montes de Oca Arboleya, las autoridades recibieron más de 250 denuncias de fiestas y eventos. Los videos de playas abarrotadas y celebraciones en albercas circulaban en las redes sociales.

A los pocos días estallaron las manifestaciones por el asesinato en Minneapolis del afroamericano George Floyd a manos de un policía blanco que le apretó el cuello con su rodilla durante más de ocho minutos. De acuerdo con el investigador de la Universidad de Rice, las movilizaciones pacíficas convocaron a al menos 60 mil personas a las calles de Houston, donde Floyd pasó gran parte de su vida y donde posteriormente se realizó su funeral el 9 de junio, al que también asistieron miles.

Finalmente, comenta Varon, llegaron los festejos del 4 de julio, Día de la Independencia de Estados Unidos. A las dos semanas -periodo que tarda en incubar el virus- de que ocurrió cada uno de los eventos mencionados, el especialista en pulmonología veía las hospitalizaciones subir.

“Yo no le digo a la gente que no salga, pero que salgan con sus medidas de precaución, su sana distancia, sus mascarillas”, precisa el médico del United Memorial Medical Center.

“Llevo 121 días trabajando en mi unidad Covid, todos los días, 20 horas por día, y me da coraje salir a la calle y ver a la gente haciendo fiestas, y no usando mascarillas terminan luego en mi unidad”.

Zolnierek también atribuye la expansión del contagio a los de edad más joven, sobre todo con la llegada del verano.

“Pienso que algunos, desafortunadamente, no lo están tomando de manera seria. Nueva York cerró por un periodo más largo que Texas, fuimos muy cuidadosos cuando el estado cerró para contener la propagación, pero cuando las restricciones se levantaron, algunos dejaron de cuidarse, no usan mascarillas, ni mantienen la sana distancia”, comenta.

Más allá de la vacuna

Con 27 prototipos de vacunas contra el Covid-19 ya en ensayos clínicos con humanos, cuatro de ellas en Fase 3 con pruebas en decenas de miles, las esperanzas de que exista una vacuna el próximo año aumentan en varias partes del mundo.

Si bien el pasado miércoles la Organización Mundial de la Salud llamó a tomar con cautela los avances, pues, aún con la aprobación de una o varias de ellas, el proceso de inmunización generalizada no empezaría antes de la primera parte de 2021, el mensaje del doctor Varon es aún más claro: la vacuna no es una solución absoluta.

Además del tiempo que tomará su creación y aún más su distribución, comenta, el verdadero problema será convencer a la gente de que se la ponga.

“Para tener inmunidad de un país debes tener 60 por ciento de la población vacunada, hablando a nivel mundial son 5 mil millones de dosis de vacuna”, subraya.

“Pero la parte más difícil no es la distribución, es aplicarla”.

A mediados de mayo, una encuesta realizada por The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research arrojó que sólo la mitad de los estadounidenses estaban dispuestos a vacunarse contra el coronavirus, 20 por ciento lo rechazaba y 30 por ciento estaba inseguro. A finales de junio, un estudio similar de la Universidad de Miami mostró que 22 por ciento de los blancos y latinos que respondieron, así como 42 por ciento de los afroamericanos, dijeron estar de acuerdo con esta afirmación: “El coronavirus está siendo usado para forzar una peligrosa e innecesaria vacuna en los estadounidenses”.

Ante ello, Varon llama a impulsar la prevención a través de campañas de educación.

“Existen dos tipos de pacientes, aquellos que tienen el coronavirus, y aquellos a los que les va a dar. De una u otra manera, a todos nos va a pegar, el chiste es que no nos pegue al mismo tiempo que es lo que está pasando en Houston, se están llenando los hospitales porque tuvimos muchísima gente que no hizo caso, gente que salió a la calle muy rápido, que no usaba sus mascarillas”, insiste.

“Si tú puedes hacer un programa de salud, en el cual estás educando a la gente a que conforme van saliendo a la calle tengan su sana distancia, o su separación entre ellos, que usen sus mascarillas y que se laven las manos, con eso vas a controlar esta epidemia, y eventualmente el cuerpo se va a hacer cargo, va a tener sus propios anticuerpos y todos vamos a salir adelante”.

El especialista enfatiza que si no se controla el brote de aquí a octubre que inicia la temporada de influenza, la crisis empeorará.

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